Espacios tradicionales de celebraciones comunitarias, como las pampillas de La Laja y Chepiquilla, hoy son lugares de explotación de faenas de mineras. Churrumata, campamento arrebatado a sus habitantes por una empresa transnacional en la década de 1990, son algunas de las pérdidas que aún hoy sufre la comunidad de Andacollo.

A estas historias de despojos, se suman memorias sobre organización comunitaria, actividades laborales y educativas y celebraciones. En conjunto, forman una exposición de 48 fotografías que da cuenta del devenir de Andacollo desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.

Todas estas experiencias fueron compartidas a Memorias del Siglo XX por habitantes de la localidad en encuentros comunitarios realizados por el equipo de la biblioteca pública durante el año 2016.

Historias compartidas

Durante la inauguración de esta muestra, el público participó de un encuentro para compartir sus memorias y comentar sus impresiones sobre los cambios en la ciudad, provocados por el aluvión del año 1989 y el daño ecológico asociado a la llegada de empresas mineras a la zona.

También conversaron acerca de la maquinaria utilizada en los pirquenes y en vetas mineras de mayor envergadura. Así, explicaron el funcionamiento del trapiche, plantas mineras con ruedas de fierro y cemento que servía para extraer y moler el oro.

Otros de los temas asociados a esta actividad productiva, fue sobre la época de apogeo de plantas procesadoras de minerales.

Malones y la vida nocturna de la localidad no quedaron fuera de esta conversación, quienes asistieron a la actividad contaron sobre las celebraciones de las pampillas en La Laja y Chepiquilla y la fiesta de Añañuca.

Además, destacaron el trabajo voluntario para mejorar la infraestructura del pueblo, como la junta de vecinos de El Curque, la llegada del agua potable y la pavimentación de algunas calles durante la década de 1960.