Cruz Roja en el sur de Chile
En las primeras décadas del siglo XX, la precariedad del transporte y la conectividad era un obstáculo a la hora de enfrentar una urgencia médica. A los hospitales, escasos y lejanos, sólo unos pocos podían acceder.
En las primeras décadas del siglo XX, la precariedad del transporte y la conectividad era un obstáculo a la hora de enfrentar una urgencia médica. A los hospitales, escasos y lejanos, sólo unos pocos podían acceder.
A la luz de esta contingencia, vecinos y vecinas tomaron la decisión de transformar esta situación.
Para eso fundaron la Cruz Roja, que en Río Bueno nació al alero de los voluntarios de la Compañía de Bomberos. Omar Waldemar, miembro de esta institución durante 50 años, recuerda: "Dejábamos de trabajar por servir a la colectividad, al pueblo que lo necesitaba".
Con el tiempo esta organización adquirió un nuevo estatus que se vio materializado en su institucionalización, con horarios, uniformes y entrenamiento de su personal, pero siempre con el aporte de la comunidad, que apoyaba la adquisición de insumos y el transporte de los enfermos en caso de urgencias médicas.
El traslado de los pacientes por las calles de la ciudad era toda una hazaña comunitaria. Cuatro personas cargaban en sus hombros la camilla que sostenía al enfermo, luego de recorrer un tramo el grupo era reemplazado por otro, así se sucedían cuatro o cinco relevos, "Cualquier cosa que pasaba y nosotros [con el enfermo] al hombro, al hombro, al hombro y la misma gente empezó a vociferar que la Cruz Roja necesitaba una ambulancia", evoca Omar Walderrama.
Como esta situación se prolongó en el tiempo, la comunidad buscó otras alternativas para conseguir financiamiento. "Se empezaron a hacer beneficios, esos bailes sociales… hasta que se hizo la plata para poder comprar la ambulancia. Se encargó a Estados Unidos. Era una máquina Foren B a tracción, a cuatro ruedas. Una máquina de primera, con la que nosotros íbamos a los campos, a todas partes".
La adquisición de esta ambulancia terminó con el enorme esfuerzo físico que suponían las postas para transportar a los enfermos y, junto con ello, los vecinos y vecinas dejaron de concurrir en ayuda de las personas enfermas que requerían ser trasladadas "porque ahí sólo se necesitaban a tres: el chofer y dos voluntarios. Antes llegaban en masa a ayudar y luego ya no", cuenta Omar Waldemar.
Así, este acontecimiento, sumado a los requerimientos de profesionalización de sus integrantes, hizo decaer la participación de la comunidad en las tareas de la Cruz Roja. No obstante, esta institución siguió su quehacer sin tanto apoyo vecinal, realizando labores atención de salud primaria y de caridad.
Omar Waldemar describe algunas de estas actividades: "Yo estoy muy conforme. Nosotros trabajábamos siempre con niños y adultos, e incluso se les daba regalos para la Pascua, se les daba a los adultos, a todos. Sí, se hizo muchos trabajos. Después empezó a atender a gente terminal que había que colocarle inyecciones".
Los miembros de la Cruz Roja también participaron en otras áreas, por ejemplo organizando una estudiantina, que integró a jóvenes en la institución e incentivó la participación en actividades culturales.
En los actos cívicos realizados por la Municipalidad, la Cruz Roja también tuvo una importante presencia, entre ellos los desfiles de conmemoración del Combate Naval de Iquique y de Fiestas Patrias.
En Río Bueno, Puerto Montt, Quemchi y Purranque, las vecinas y vecinos dan cuenta de esta experiencia de organización y trabajo, a través de una colección de fotografías y relatos sobre la labor local de este organismo con presencia internacional, ampliamente conocido por su trabajo en materia de salud.